Los maestros no son los únicos afectados por el ruido. Existen estudios que han demostrado diferencias significativas tanto en desempeño como en comportamiento entre estudiantes que trabajan en condiciones de silencio y aquellos que trabajan en ambientes con ruido. Los niños típicamente tienen periodos cortos de atención y se distraen fácilmente lo que les hace tener dificultad para entender en lugares con ruido. La habilidad que permite al alumno poner atención a un sonido especifico como la voz del maestro, ignorando ruidos de fondo o sonidos distractores se denomina discriminación Figura-fondo. Esta habilidad, no madura hasta la edad de 12-13 años. (Crandell.1995). Los niños pequeños requieren que la voz sea considerablemente más intensa que el ruido ambiental para reconocer las palabras tan precisamente como los adultos. (Elliott, 1982). Por otra parte, la reverberación excesiva como los ecos, distorsiona las propiedades acústicas de las palabras ya que el ruido enmascara algunas consonantes. Más aun, los expertos han aceptado por más de 30 años que la intensidad de los sonidos ambientales o de fondo en un salón de clase típico es casi igual a la intensidad de la voz de la maestra. (Sanders, 1965).
Irónicamente, los salones con la mayor interferencia por ruido son los de los niños más pequeños y son éstos los que presentan mayor dificultad para entender en ambientes con ruido debido a que su sistema auditivo se encuentra en desarrollo. Para que éstos niños aprendan a leer, necesitan oír con precisión las pequeñas diferencias en los sonidos de las palabras, las cuales fácilmente pueden perderse en un mar de ruido. Esta tarea se complica aun más para alumnos con perdidas de audición inclusive las de grado mínimo o fluctuante.
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